Discurso Orlando Camacho en reconocimiento a custodios

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Discurso Orlando Camacho en reconocimiento a custodios

18 de julio de 2017

De acuerdo con el Censo Nacional de Gobierno, Seguridad Pública y Sistema Penitenciario Estatales de 2015, el personal destinado a desempeñar funciones tanto operativas como administrativas en los centros penitenciarios estatales ascendía a 37 mil 267 personas.

De los cuales mil 691 (4.53%) eran custodios de primer nivel jerárquico y 23 mil 028 custodios de nivel intermedio (61.79%), que son el personal encargado de operar los esquemas de preservación del orden y la disciplina entre la población penitenciaria y salvaguardar el orden de los centros.

El personal penitenciario cumple una de las funciones más exigentes y delicadas que puede realizar cualquier persona, al trabajar rodeado de hombres y mujeres que padecen una de las peores experiencias que pueda sufrirse en la vida, como es el de la pérdida de la libertad por agravios que han cometido contra la sociedad.

Por lo tanto, es de reconocerse que sus esfuerzos constituyen un servicio social de gran importancia para el conjunto de la sociedad, pues forma parte de las disposiciones legales, nacionales e internacionales, encaminadas a brindar tratamiento a quienes han delinquido y cumplen una sentencia.

También, sabemos y reconocemos que en la realización de sus labores el personal de custodia enfrenta grandes riesgos físicos, morales y emocionales, pues en un gran número de casos es realizado en medio de circunstancias que no son las mejores ni favorecen el cumplimiento cabal de las funciones para las que fueron contratados.

Y lo digo porque es de todos conocido que el sistema penitenciario mexicano y los centros municipales, estatales y federales que lo integran han padecido desde hace muchos años graves deficiencias normativas, procedimentales y operativas. Muchas de ellas derivadas de la limitada o inadecuada infraestructura con que cuentan los establecimientos, otras debido a la deficiente administración de sus espacios, a la opacidad en la aplicación de algunas leyes, reglamentos, manuales y normas existentes; cuya actualización y replanteamiento son necesarios para instrumentar una adecuada y eficiente administración penitenciaria, en consonancia con los preceptos y mandatos prescritos por la Reforma constitucional de 2008.

A lo anterior, se suma la insuficiencia de personal de vigilancia y custodia que aqueja a los centros penitenciarios; la falta de condiciones laborales mínimas y salarios dignos que padecen; la falta de capacitación y escaza profesionalización que acusan; la carencia de recursos materiales y técnicos que enfrentan para mantener el orden dentro de los centros penitenciarios y el control de los internos, así como la indiferencia de muchas autoridades de los tres niveles de gobierno para atender de manera puntual las problemáticas detectas.

No obstante, las adversidades existentes no son obstáculo para que florezca el sentido del deber, el orgullo de cumplir con la tarea asignada y engrandecer la profesión que se desarrolla en medio de todas las dificultades antes señaladas, a fin de promover la seguridad y las condiciones de vida dignas de los reclusos y para que se humanice la administración de la justicia penal.

En un reconocimiento a todos aquellos hombres y mujeres que integran la plantilla del personal de custodia en los centros penitenciarios de nuestro país, y que con sus esfuerzos y labor cotidiana contribuyen a dar solución a los múltiples problemas que enfrenta nuestra sociedad, hoy día les rendimos un merecido reconocimiento, haciendo patente nuestro compromiso porque este primer paso sea el inicio de una cadena de acontecimientos que permiten impulsar y consolidar, en un plazo breve, la Reforma Integral el Sistema Penitenciario en México.



     
   
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